sábado, 18 de noviembre de 2017

¿Ahora no y antes sí, o cómo va la cosa?


Hay que ver la cantidad de expertos que tenemos alrededor y no lo sabíamos. Hables con quien hables, todos saben perfectamente qué es lo que ocurre, qué debería suceder y qué hacer para que se consiga. Pero al final, a la hora de la verdad, cuando han de manifestarse de la forma establecida, o sea, en las urnas, no en el bar, resulta que no hacen lo que dicen (pero siempre son los otros los que les han engañado), o no se soluciona su problema (que es lo único que buscan, porque hay una gran cantidad de egoismo en todo esto) y seguimos más o menos igual. Un poco más cabreados/fastidiados/enfadados, eso sí.

Vamos a partir de ciertas premisas, que son ciertas:

NO soy politólogo, ni me apetece serlo (no está en mis planes estudiar ciencias políticas), pero eso no es óbice para que tenga una idea política creo que bien formada. Dijo Aristóteles que el hombre es, por naturaleza, un animal político, porque una de las cosas que existen por naturaleza es la polis (ciudad).

Tampoco soy jurista, como otros se autotitulan. Pero si que tengo bastantes conocimientos de normativa, leyes, jurisprudencia,..., y ese bagaje sirve, y mucho, para saber o conocer lo que es legal o ilegal, justo o injusto, ajustado a derecho o no, etc. De algo me tienen que servir, por ejemplo, los más de veinte años en la administración, si no tratando directamente, si oyendo y viendo situaciones diferentes, que te enseñan.

No soy historiador, como muchos dicen ser, pero conozco y bastante la historia universal, no solamente la de España o de su entorno. Como tengo cierta edad, soy de los que han aprendido a comprender la historia. En mis tiempos de estudiante (casi no he dejado de serlo porque es algo que me apasiona) me enseñaron a conocer y comprender el porqué de muchos hechos y por qué ocurren ciertos acontecimientos en determinados contextos.
Esa visión amplia sienta las bases para que viendo lo que ves puedas obtener ciertas conclusiones que, normalmente, son acertadas.

No tengo un 'máster en derecho constitucional' pero sí que conozco, y diría que bastante, nuestra Ley de leyes. La Constitución es tema básico de cualquier oposición, así que...

Pero, en cambio, sí que tengo capacidad de análisis. Y con la información a mi alcance (acceso a más de un diario, y diferentes medios de comunicación, cada uno con su sesgo característico) soy capaz de obtener una visión de la realidad que es, valga la redundancia, más real que la que pueden tener los que leen u oyen o ven solamente los medios que les son afines, que son de 'su color'.

Y, aunque al principio he escrito que tengo una idea política bien formada, nunca he dicho qué idea es esa, si se corresponde o no a cierto partido, o tendencia...

Si tengo que hablar bien de un partido, sea cual sea, voy a hacerlo, al igual que si lo que tengo que decir no es bueno. Normalmente no me referiré directamente a éste o a aquel, pero seguro que entendéis a quién me refiero, cuando lo haga.

Da igual que el partido esté lleno de pájaros, de capullos, de gentes encerradas en sus círculos, o de frutas de temporada. Sea donde sea hay gente, haberlos haylos, como las meigas, que lo único que busca es su bien personal.

Es normal que, viendo lo que se ve en el panorama político, la gente esté poco menos que hastiada o asqueada, y que busque alternativas.

Pero hay dos problemas (hay más) uno por parte de esos políticos y otro por parte de nosotros que somos los que tenemos que elegir cuál es menos malo, en el mejor de los casos.

Por un lado tienes a los partidos. Aquí, lo que prima no es que tengas buenas ideas, sino que sepas irte colocando, posicionando, buscando amigos y favores para que, una vez alcanzado el liderazgo, se haga lo que tú dices, y todos a callar porque yo mando.
Se debería propiciar que diferentes corrientes menores dentro de una más grande, que es la que marcan las bases ideológicas del partido, pugnaran por obtener una mayor o menor representación. Y que esa representación lo fuera respecto de quien los vota, es decir, los ciudadanos. Pero no, aquí te haces amiguísimo del que está, aunque después te deje de hablar, o medras a la sombra del otro y ese otro te 'hace la cama', o te vas de farra para conseguir lo que buscas. Eso es lo que hay que hacer. Las ideas, los programas, lo que vendes a los demás no tienen por qué ser lo que después te puedes ver obligado a hacer, pero siempre, siempre, la culpa es de los demás. Yo soy bueno, pero es que no me dejan..., como si estuviéramos en el colegio aún.

Ahora resulta que lo que han estado vendiendo no es posible, vamos, que ni ellos se creen lo que han dicho, o incluso  no se lo creían mientras nos embarcaban en una movida que muchos no tenían claro hacia dónde nos podía llevar. Y no hay nada de malo en ello. Vendrán elecciones y se volverá a votar a esos mismos o a otros que serán primos hermanos...

Lo triste es el daño que se provoca. Las 'inocencias' rotas, las medias verdades o mentiras completas, las noticias absolutamente faltas de rigor, etc.

Y por otro tenemos a los votantes, a nosotros, los 'ciudadanos' y 'de a pie', seamos o no de ese partido, y vayamos o no a pie.

Hay de todo, pero abruma, entristece y casi avergüenza, que la mayoría no sepa realmente qué es lo que propugnan los 'líderes' de los partidos, porque aquí no se votan ideas, se votan siglas, o casi a personas. Se vota no ya a partidos, sino a las cabezas de esos partidos. O incluso a la imagen de esas cabezas, si éste es más o menos alto, o más o menos guapo, o viste de una forma o de otra...

Y peor aún, nos convencen, nos venden la moto, de que tal o cual partido es mejor que el otro porque bla, bla, bla, y ese blablablá queda en nada cuando se constituyen las cámaras, los parlamentos autonómicos o los ayuntamientos... Y eso si es que alguna vez algún partido hace campaña de lo que piensa que va a hacer, o dice que va a hacer aunque no se pueda, porque lo habitual es que las campañas sean siempre en contra de los otros.

De la misma forma que gobernar no es hacer lo que yo quiera, usando la apisonadora si es preciso, hacer oposición no es decir que no a todo, es, o debe ser, criticar y ayudar, con ideas propias, para mejorar las ideas de los demás, o intentar dar un toque diferente a lo que se promueve desde el partido en el poder. Siempre sale el mismo tema de que si hay corrupción, que la hay en TODOS, o si se han subido impuestos cuando se prometió bajarlos, como han hecho todos, … Y los que vengan seguirán haciendo lo mismo, digan lo que digan.

Y me guardo algunas ideas más, que no es cosa de ponerlas todas juntas. Así tengo tema para otras entradas.

En fin, Serafín, que esto no hay quién lo solucione.

Como de costumbre, un par de frases:

Sólo soy, sólo sigo siendo una sola cosa: un payaso. Eso me pone en un plano más alto que cualquier político. (Charles Chaplin)

Un político divide a las personas en dos grupos: en primer lugar, instrumentos; en segundo, enemigos. (Friedrich Nietzsche)

Unas horas después, aún en modo borrador, actualizo y no me guardo nada, o a lo mejor sí.

‘Tenemos derecho a…’, ¿a que nos suena a todos? Sí, claro. Tenemos derecho a la huelga, a una vivienda digna, a que no nos discriminen por cualquier razón, a expresarnos libremente, a una sanidad en condiciones, a una educación completa, etcétera
Es cierto, a todo eso, y mucho más tenemos derecho, pero no es menos cierto que también tenemos derecho a que si se convoca una huelga, yo no quiera hacerla, no porque no necesite las mejoras que se buscan sino porque no puedo permitirme un céntimo menos del sueldo, que me va a costar si la hago. Y no hay derecho a que me manden un ‘piquete informativo’ a que me informe de que estamos en huelga no dejándome entrar a mi puesto de trabajo, o moliéndome a palos, como desgraciadamente ocurre en algunos sitios y algunas veces.

Hay derecho a una vivienda digna, pero ese derecho no ampara que puedas entrar en una casa, aunque esté sin uso (no tiene por qué ser una segunda residencia de alguien) y ‘por la cara’ te adueñes de ella, la uses, la destroces y aquí paz y luego gloria.

Libertad de expresión, si, pero con matices. Libertad de prensa, ídem…

Que tengas derecho a algo no es lo mismo que yo tenga la obligación de dártelo, o que yo no tenga también un derecho que esté en contra del tuyo, por ej. el de la libertad de expresión.

Todos los derechos están convenientemente regulados, y si ese supuesto derecho choca con cierta norma, o no es ético, o va contra la ley, pues ya no es derecho, se está violentando el espíritu de la norma que lo regula, se está cometiendo un fraude de ley,…

Ejemplo calentito, derecho a decidir. Si, nadie niega que tengamos derecho a decidir, pero ese derecho es de todos, no de una parte.

¿Tengo derecho a estar en contra de alguna ley?, si, claro. Pero eso no me habilita para ir en contra de ella. Que a mí no me guste circular a un máximo de 120 km/h por autopista no quiere decir que si voy a más velocidad me venga luego una receta firmada por un tal Pegasus y, para completar, me retiren unos cuantos puntos de mi carnet.

¿Tengo derecho a ser millonario? Si, obviamente. Si tengo varios millones en el banco no va a venir nadie diciendo que me sobran unos cuantos y a llevárselos.

A tener un empleo. Nadie lo niega, pero las circunstancias pueden hacer que no obtenga lo que busco, o que solo sea una jornada parcial, unos pocos días al año. Será cuestión de seguir buscando y esperar mejores tiempos. Pero eso sí, si tengo el trabajo no pueden quitármelo a no ser que termine el contrato, o haya una razón legal de peso para rescindirlo (aunque esa razón sea muy rebuscada, incluso haciendo uso de malas artes, cosa que ocurre, pero incluso ahí es un juzgado el que dictamina si es o no procedente la extinción).

Las reglas del juego son las reglas del juego, nos deben valer a todos, no es la ley del embudo como algunos piensan.

A lo que no hay derecho es a que nos quieran vender una realidad irreal, una falacia, eso sí, muy bien aderezada con argumentos falsos en su mayoría.

Y después, cuando se dan cuenta de que es irrealizable lo intentan disfrazar de experimento, de prueba a ver hasta dónde se puede tensar la cuerda sin que nos dé en la cara. Eso es lo que no se debe admitir.

Lo ilegal es ilegal siempre. Y por mucho que yo me invente una ley, todo lo que haga bajo su amparo será ilegal.

Los datos son los que son, pero las noticias que se dan con esos datos pueden ser de lo más variopinto.

Fotos o videos sacados de contexto, o que directamente no corresponden a lo que se está intentando contar, explicaciones y argumentos que no se sostienen...

El otro día leí, a modo de chiste una frase. Repito era un chiste, pero es totalmente cierto y está relacionado con lo que acabo de escribir:

'Uno que estuvo encarcelado por sus ideas fue el Dioni, y eso que la idea era buenísima'

Para pensarlo, ¿verdad?
¿Continuará?, ¡Qui lo sa!
¿continuaré?, yo qué sé.

viernes, 8 de septiembre de 2017

Un año. Seguimos.

Hace tiempo que no aparezco por aquí, pero eso no significa que no tenga nada que decir.

Cuando, hace algo más de un año, decidí abrir, o entreabrir ya que no lo hice público, este blog lo hice con la idea de plasmar ideas, pensamientos, etcétera, fundamentalmente mios, aunque aderezados con algo de fuera.

No se trata de hacer lo que muchos, es decir, copiar y pegar de otras páginas, 'fusilar' textos o ideas que hemos leído en otros lados. De esos hay cientos de blogs, y éste no podía y no puede, yo no lo quiero, ser uno más.

Ha pasado un año, que dicen que es la frontera entre un blog de éxito y todos los demás.

La verdad es que el éxito no lo voy a mirar en las estadísticas de la página, no fue mi intención y sigue sin serlo.

Sigo pensando que esto no es un escaparate donde mostrarme, solo es un cajón donde poner algunas cosas de las que me voy encontrando en el día a día.

Publiqué hace tiempo que no pasa nada. Esa expresión tiene múltiples significados.

Es obvio que si que pasan cosas, pero no ocurre nada.

Estamos hartos, al menos yo lo estoy, de 'ismos', de fobias, de intransigencias, de soberbia, de juicios sumarísimos tras ver solamente el titular de una noticia, de gentes que se manifiestan sin saber realmente TODO lo que se puede saber acerca de algunos casos.

También estoy harto de que, por narices, haya que decir que si o que no a cualquier idea, ya que si no lo haces eres de los malos.

Que yo no diga nada no es lo mismo que que yo no piense nada, o que yo no sienta nada. Simplemente no lo digo. A veces ni siquiera yo sé cómo soy, así que imaginad lo difícil que lo tenéis los demás si queréis encasillarme o clasificarme tal y como os gusta.

En fin, que aquí estamos, expectantes. A ver qué es lo siguiente en 'no ocurrir'.

Mientras tanto, seguiré trabajando por mejorar lo que puede mejorar, que no es poco.

Nada hay más admirable y heroico, que sacar valor del seno mismo de las desgracias, y revivir con cada golpe que debiera darnos muerte.
(Louis-Antoine Caraccioli)

viernes, 21 de julio de 2017

...ocho, nueve, y DIEZ.

Días pasados publicaba acerca del tiempo, que pasa, que ‘se pasa’, con su doble o triple sentido, y que a veces nos sobrepasa.

También escribí que seguía, y sigue, sin pasar nada.

Es complicado a veces el mantenimiento de este blog. Unas veces por falta de tiempo, o por exceso de cosas que hacer en ese tiempo. Otras veces es porque no sabes bien qué decir bien cómo decirlo. En otras ocasiones hay razones que te obligan a separar tus manos del papel o del teclado. También puede ser porque, como reza la letra de Serrat, ‘las musas han pasao de mí’.
Afortunadamente, no tengo un contrato que me obligue a publicar y, como contestaba a una entrada de un blog de los que sigo, y se me replicaba a mí en ese sentido, escribir por escribir no vale, se pierde ‘esencia’. En la misma canción se dice ‘…en un montón de palabras gastadas…’

Cuenta hasta diez y después ‘no lo hagas’. Podría ser éste el caso.

Pero si que pasan cosas.

Hace más de cuatro años sufrí un accidente del que aún me estoy recuperando, con altos y bajos, pero recuperando.

Son diez las intervenciones que llevo. La última, por ahora, hace unos días.

En estos cuatro años he encontrado mucha gente que me ha sorprendido, también me ha sorprendido para bueno y para malo mucha gente que conocía o creía conocer.

Durante este tiempo he tenido ocasión de relacionarme con uno de esos colectivos que sabemos que están ahí y que no queremos necesitarlos.

No son pocas las ocasiones en las que me he referido a los profesionales de fisioterapia que me han tratado. No sufren lo que tú, pero lo sufren contigo, te ayudan a mejorar y lo hacen con el corazón. Mayka, Sara, Carlos, Rafa, Laura, Javi, se os quiere.

Personal de diez, se vuelve a repetir el número…

Esta entrada va para otros.

Durante más de dos años, a diario, he necesitado traslados en ambulancia. Son muchos los viajes y, como el personal no es elevado, he repetido muchas veces, muchísimas, creándose un vínculo especial, que perdura, con muchos de los técnicos y enfermeros.

De diez no, de once. Personas que, sin importar condiciones, sin contar horas, sin comer a veces, muchas veces, acuden cuando se les necesita y te dan todo de la mejor manera posible. Poniendo en riesgo todo, no importa, allá donde los necesites van.

En una serie que está muy en boca de la gente últimamente se dice ‘Valar dohaeris’ (todos tienen que servir), pero no todos sirven o servimos para eso.

Muchos son los técnicos con los que me he topado. Paco, Carlos, más de uno, Luismi, Víctor, Juan, Jesús, Gerardo, Antonio, Palomo, Postigo, Vicente,… Y enfermeros, Iván, Pedro, Rosa, Ro, Cristina,… Y más aún, ya que hay, perdonadme por ello, algunos más a los que no pongo nombre aunque si cara.

Comentaba recientemente en el ‘feisbuk’ que solamente el qué y el cómo hacéis lo que hacéis es digno de elogio y de agradecimiento. El porqué, yo lo tengo claro. Porque sois grandes.

Y los riesgos que nombraba antes llegan a veces. Días atrás una de esas personas buenas, haciendo lo que quería hacer, lo que le gusta hacer, sufrió un accidente de tráfico y, por casualidad hemos coincidido en la planta del hospital, ella, su familia, la mía y yo.

Desde aquí mis mejores deseos. Todo lo bueno que le ocurra se lo merece con creces. La recuperación es lenta, y, si sirve de algo, ahí dejo todo mi apoyo. Sus ganas son innegables, siempre con una gran sonrisa. Esa es la actitud. A su familia y a ella mi cariño y mis ánimos.

Y a todos ellos un enorme GRACIAS.

lunes, 12 de junio de 2017

Seguimos estando, y sigue sin pasar nada

Ha pasado casi un mes desde que publiqué la anterior entrada, que ya no es la última.

En estos días han ocurrido muchas cosas, todas ellas dignas de mención ya sea por lo bueno, que sí, que las ha habido, o por lo malo, que es lo habitual.

Pero ni por unas ni por otras, me he ‘retratado’. Y es que, como vamos a lo que vamos, nos encanta manipular, etiquetar y clasificar a los demás. 
En el fondo esto no es malo. De esa forma sabemos, o creemos saber, de quién podemos fiarnos, aunque no sea mucho. Eso es parte del instinto, de la ‘supervivencia'.

Si tengo que hablar de alguien que ha hecho, dicho o pensado, algo que es cierto, que es bueno, lo voy a decir al igual que si ese alguien ha hecho o dicho algo no tan bueno, o si ha metido la pata ‘hasta el corvejón’.
Y eso, a pesar de ser una forma de definirme, no es malo, creo, ya que lo hago yo, que se supone soy el que mejor me conoce. (Ya conocéis el chiste ‘no me entiendo ni yo, me vas a entender tú que, además, eres imbécil’).
Pues sí, aquí cada cual va a lo suyo, sin importar una *** lo que piensen los demás. Tratando de imponer las creencias ya sean políticas, religiosas o de cualquier índole. Creyéndose que son los dueños de la verdad absoluta…

Y no nos damos cuenta de que, tarde o temprano, la única verdad es que vamos a dar con nuestros huesos (tengan o no algún que otro tornillo) en una caja sea ésta de pino, de haya, o de cartón reciclado, o en un frasco ‘carrasco’ a modo de cenicero… 

Y al leer, oír o ver las noticias no salimos a la calle para intentar solucionar algo, para que se vea que no estamos de acuerdo con muchas de las cosas que pasan. Nos limitamos a modificar el perfil de facebook para poner una banderita, o copiar un texto que nadie se para a pensar de dónde ha salido y si es cierto siquiera.

Eso no es importante, que se cometan atentados, que muera una sola persona porque a algún iluminado se le ha puesto en sus santos coj…  , lo importante es que el Madrid lleva doce copas (que yo me tomaría muy a gusto con mis amigos), que Nadal ya ha conquistado por décima vez la tierra gala de Roland Garros (ole por él), que el futbolista éste o aquel tenga uno o más balones de oro, que se corte el pelo como le de la real gana. Por eso si se puede salir a la calle, y se sale, a dar por saco con los pitos de los coches o lanzando petardos, que ya se los podían poner en 'sálvese la parte'.

Es que no tenemos remedio.
Pero hay que ser cauto. Hay que andar con pies de plomo. Porque lo que estamos dejando de hacer hoy, es posible que mañana no podamos hacerlo bien porque no nos dejen, bien porque, simplemente, no estemos ya aquí.

¿Prudencia o audacia? Quizá una media entre ambos.

Volveré, como dijo Douglas MacArthur.

Tres frases:
El hombre cauto jamás deplora el mal presente; emplea el presente en prevenir las aflicciones futuras. (William Shakespeare)
Con audacia se puede intentar todo, pero no conseguirlo todo. (Napoleón I)
Hay momentos en que lo audaz es ser prudente. (Clarence Seward Darrow)

martes, 16 de mayo de 2017

Decíamos ayer.

Según cuentan las crónicas, Fray Luis de León, allá por el siglo XVI, tuvo la osadía de traducir el ‘Cantar de los cantares’ o ‘Cantar de Salomón’ al latín, puesto que el original estaba en hebreo.
Digo ‘osadía’ porque esa obra figuraba en el ‘índice’ de la inquisición por contener un lenguaje erótico, vamos, que los moralistas de la época no lo veían con buenos ojos.
En aquellas fechas él ocupaba una cátedra en la Universidad de Salamanca (universidad que el próximo año cumple ocho siglos de existencia, ahí es nada), y fue acusado y encarcelado durante cinco años, después de los cuales fue absuelto.
Tras esa ‘excedencia involuntaria’, se dice que la primera frase, o una de las primeras, al volver fue ‘dicebamus hesterna die’ que se puede traducir por ‘decíamos ayer’ o, literalmente, decíamos en días pasados, como queriendo quitar importancia al hecho de haber sido apartado mucho tiempo de la docencia y de una vida más o menos normal.

Posteriormente han sido muchos los que la han usado, por ejemplo Miguel de Unamuno y, más recientemente, Enrique Tierno Galván.

En la anterior entrada a este blog comenté que estaba pensando en tirar de las orejas a aquellos que no usan algunas locuciones de la forma que sería correcta u ortodoxa.

Pues, al lío.

Latinismos (expresiones que provienen del latín y se usan en otras lenguas) hay muchos, y no todos se usan como deben.

Oímos, y leemos, ‘ab intestato’ cuando nos referimos a alguien que no ha dejado testamento; también hablamos de ‘a priori’ o ‘a posteriori’ antes o después de que ocurra algo, …
Pero también leemos y escuchamos ‘a groso modo’ cuando hablamos de grandes rasgos, o sin mucha exactitud. Y no, señores, no está bien. No es ‘a groso modo’. La preposición ‘a’ no existe en latín, por tanto la eliminamos, y no es groso, sino grosso, con doble ‘s’. De forma que debemos escribir ‘grosso modo’. Es más, con éste y con los demás latinismos crudos (locuciones tal cual del latín) debemos ponerlas en cursiva o entre comillas.
Ej: Como es un curso de iniciación, veremos ‘grosso modo’ las posibilidades de esta herramienta.

Cuando hacemos algo por iniciativa propia, porque nos ‘sale del alma’, sin que nos obliguen a ello, solemos expresar que lo hacemos ‘de motu propio’ o, incluso, ‘por motu propio’. En ambos casos estamos equivocándonos, ya que volvemos a lo de antes, ni de, ni por, simplemente ‘motu …’ y no es propio, que eso es español, sino proprio, que es latín.
Ej. El condenado se presentó ‘motu proprio’ en la comisaría días después de los hechos.

Cuando algo va en aumento decimos que va ‘in crescendo’ pero no debemos decir ‘en crescendo’ que está mal.

Si algo no tiene importancia es ‘peccata minuta’ con doble ‘c’, no pecata.

Si queremos mantener las cosas como están, o definir como deben estar hablamos de su ‘statu quo’, no status quo, que es el grupo de rock británico que interpretaba el conocido ‘whathever you want’.

Y así muchas.

Una más, que puede que haya nombrado por aquí. Cuando algo nos sorprende decimos, o dicen, ‘cosas veredes…’. ¿a que si?, pues mal, muy mal. Esa frase, que continúan con ‘amigo Sancho’ no está en el Quijote. De hecho no la escribió Miguel de Cervantes en ninguna de sus obras (ese extremo no llego a confirmarlo, puesto que aún no me las he leído todas). 

Hay quien dice, y ahí ya se acerca más a la verdad, que pertenece al Cid, al ‘cantar de Mio Cid’, pero tampoco.
Procedente de Google Books, cayó en mis manos un ejemplar digital del ‘Romancero del Cid’.
Se trata de la digitalización de un ejemplar de la Universidad de Michigan, de uno de los libros de ‘las cien mejores obras de la literatura castellana’ de las ‘bibliotecas populares Cervantes’.
Dicha obra, titulada ‘Romancero, e Historia del mvy valeroso cavallero el Cid, Ruy Diaz de Biuar, en lenguaje antiguo’ recopilado por Juan de Escobar, año de 1614, es un conjunto de romances, entre los cuales hay uno en el que se puede leer:

…Calledes, le dijo el Rey,
en mal hora, que no en buena,
acordásevos debía
de la jura y la ballesta.
Cosas tenedes, el Cid,
que farán fablar las piedras,
pues por cualquier niñería
facéis campaña la iglesia.


jueves, 4 de mayo de 2017

De usos y costumbres.

Estaba pensando en comentar acerca de cómo usamos determinadas frases, en concreto algunas locuciones latinas y alguna que otra en castellano antiguo, cuando he advertido, no sin dificultad, porque llevo tiempo que si no veo el calendario no sé en qué día vivo, que estamos en una fecha que es famosa y muy usada por los aficionados o fanáticos (los que decíamos el otro día que se pueden o suelen calificar como ‘friquis’) del ‘universo Star Wars’.

Si, es 4 de Mayo, día de esta saga cinematográfica.

¿Os habéis preguntado alguna vez por qué se celebra en este día? Seguro que sí. Lo que ya no es tan seguro es que sepáis la razón.

El episodio IV ‘Una nueva esperanza’, primera de las hasta ahora 8 películas, se estrenó en Mayo de 1977. Ah, claro, por eso la fecha de hoy…pues casi, pero no. El estreno fue el 25 de este mes.

Dije al principio de alguna frase en latín y/o en castellano antiguo. Pero, ¿Qué tienen en común locuciones latinas, con textos de la Edad Media, o alrededores, y con el inglés? Muy fácil, que todas han de ser traducidas o adaptadas, y es en esa traducción cuando pierden el verdadero significado.

En el caso que nos ocupa el ‘fallo’ es el siguiente (realmente no es un fallo, está hecho adrede):
Cuando leemos fechas en inglés nos referimos a los días atendiendo al ordinal, no al cardinal, y al mes en cuestión, así el dos de Abril, será el segundo de Abril, el 10 de Enero será el décimo de Enero y así con todos. Abreviar en inglés un ordinal es fácil, no tanto como en español, que le colocamos el símbolo º y asunto solucionado, para ello hay que añadir la terminación ‘st’ para los que acaben en 1 (excepto el once), ‘nd’ para los que acaben en 2 (excepto el doce) y ‘th’ para los demás. También sabemos que el mes se coloca antes del día (decimos Abril, el segundo). De esa forma si hablamos del día de hoy diremos Mayo, el cuarto, o ‘May, 4th’, leído algo así como ‘Mey de fors’, que sí, que ya sé que no es correcto, no estoy transcribiendo fonéticamente, pero es que ese es el caso. Es un hábil juego de palabras.
Dos años después del estreno, el 4 de Mayo de 1979, la conservadora británica Margaret Thatcher tomó posesión de su cargo en el 10 de Downing Street. No sé si en un periódico de la fecha o en su equipo de campaña, o en su partido (creo que fue en esto último) se le mandó un mensaje jugando con la similitud de pronunciación del ‘que la fuerza te acompañe', a Luke) y el deseo de que ‘hiciera suyo ese 4 de Mayo’, de tal forma que le enviaron el conocido ‘May the fourth be with you’  (que podríamos traducir, libremente, como estaremos contigo el 4 de Mayo, por ejemplo).
Del resto ya nos encargamos los demás.

Es éste un caso muy conocido, pero hay más. Podemos ver adaptaciones al español (o a otros idiomas) de títulos de películas, libros, …
Buscad, buscad en google.

Otro juego de palabras en inglés que se perdió en la traducción al español fue, por ejemplo el caso de ‘Hill Street Blues’ aquí emitido como ‘Canción triste de Hill Street’. Si, claro, un blues es una canción triste, pero los blues, los azules, en la gran manzana, eran (o son) los policías. Eso era el verdadero significado en inglés y aquí pues nos quedamos pensando toda la serie en qué tendría que ver una canción triste con lo que se emitía.

Furillo, en esa serie decía siempre ‘Tened cuidado ahí fuera’. Yo os digo lo mismo.

domingo, 16 de abril de 2017

Un punto azul pálido

Publiqué esto hace un tiempo.

Allá por 1990, la sonda espacial Voyager I, tomó una foto desde la pequeña distancia de unos 6000 millones de kilómetros (lo que la luz recorre en algo menos de seis horas) apuntando hacia la Tierra, nuestra Tierra.
En esa foto se aprecia un punto, apenas un pixel, que corresponde a nuestro planeta.

Esa foto se considera una de las diez mejores fotos científicas del espacio de la historia, y dió título al libro del divulgador científico Carl Sagan 'Un punto azul pálido'.

En ese libro, y refiriéndose a esa foto, dice:

"Desde este lejano punto de vista, la Tierra puede no parecer muy interesante. Pero para nosotros es diferente. Considera de nuevo ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestra casa. Eso somos nosotros. Todas las personas que has amado, conocido, de las que alguna vez oíste hablar, todos los seres humanos que han existido, han vivido en él. La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de ideologías, doctrinas económicas y religiones seguras de sí mismas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y campesino, cada joven pareja enamorada, cada madre y padre, cada niño esperanzado, cada inventor y explorador, cada profesor de moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie ha vivido ahí —en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol.

La Tierra es un escenario muy pequeño en la vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades cometidas por los habitantes de una esquina de este píxel sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina. Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de fervientes son sus odios. Nuestras posturas, nuestra importancia imaginaria, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el Universo... Todo eso es desafiado por este punto de luz pálida. Nuestro planeta es un solitario grano en la gran y envolvente penumbra cósmica. En nuestra oscuridad —en toda esta vastedad—, no hay ni un indicio de que vaya a llegar ayuda desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos.

La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Colonizar, aún no. Nos guste o no, por el momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos. Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad, y formadora del carácter. Tal vez no hay mejor demostración de la locura de la soberbia humana que esta distante imagen de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amable y compasivamente, y de preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar que siempre hemos conocido."

Deberíamos reflexionar con esas palabras. Es una tremenda lección de humildad.
No somos nada, absolutamente nada, en comparación con la inmensidad del espacio.

Aquí se trata de ver quién lanza la bomba más gorda, o simplemente quién la tiene mas grande, la bomba, llámese la madre de todas, el padre, la prima o la cuñada, o de exhibir el mayor poderío, aunque se falle. Da igual. Si fallamos somos los que mejor comentemos el error...
O nos empeñamos en gritar más fuerte que el que está a nuestro lado. Y todo eso para tener más poder sobre un cachito de ese punto.

viernes, 31 de marzo de 2017

Nunca pasa nada

‘Harto  ya de estar harto, ya me cansé’. Con ésta frase comenzaba una canción de Joan Manuel Serrat.
Bueno, comenzaba y comienza, porque no se ha eliminado como si de un damnatio memoriae se tratara.

Qué cansado estoy de leer, ver, escuchar siempre lo mismo. El panorama que tenemos delante no es nada alentador.
Todos dicen estar a favor de o en contra de, pero nadie hace nada para fomentar o acabar con.

Y así nunca pasa nada.

No pasa nada porque, ya lo he dicho más de una vez, somos borregos.

Juzgan a alguien por haberse llevado mucho de lo que es de todos, lo absuelven o le ponen una condena ridícula. No pasa nada.
Unos dirigentes con pocos escrúpulos usan el dinero público para sus historias, y casi se archivan los casos. Se archivan o se meten en un cajón a ver si desaparecen…Y no pasa nada.

Pero no pasa nada incluso hasta el momento en que se nos toque cierta parte de nuestra anatomía. Aún así sigue sin ocurrir nada.

Decía al principio ‘damnatio memoriae’. La condena al olvido. Locución en latín, pero que no es invento de los romanos. Ya en el Egipto de los faraones se usaba, y ellos no hablaban latín sino con sus ‘emoticonos’ por actualizar un poco, aún a costa de perder rigor.
Hay que borrar cualquier huella de aquellos que lo hicieron mal, que es ciertamente malo, o de aquellos que no lo hicieron como a mí me habría gustado, que es peor.

Pero incluso borrando de la memoria no pasa nada. Ya que aunque elimines rastros, siempre queda información que no se puede borrar.
Se sigue hablando de los emperadores romanos afectos, supuestamente, por esa condena, y por los faraones que también las sufrieron. Y de los griegos, que hacían algo parecido,…

Aquí, en la ‘piel de toro’, también ha habido y hay intentos de hacer que olvidemos u olviden.

Pero eso sí, entre intento e intento, una buena colección de noticias o historietas, de futbol, de famosetes, de supuestos famosos, de fulanos y de fulanas.
O sea, otra locución en latín ‘panem et circences’ o españolizado hasta el punto de existir una zarzuela ‘pan y toros’.
Es decir (ahora dicen ‘lo que viene siendo’ pero esa forma a mi no me agrada) demos al pueblo algo que comer y algo en lo que pensar para tapar lo verdaderamente importante y así ‘nunca pasará nada. Seguid pastando, borregos’.

Pues así las cosas, vuelvo a mi retiro.

Como escribe el Sr. Pérez Reverte en alguna de sus publicaciones ‘Continuará’

domingo, 5 de febrero de 2017

En mi casa jugamos así.

‘Una mentira, aunque se repita mil veces, será siempre una mentira.’

Conocéis la frase, ¿verdad? Pues con los bulos pasa lo mismo, obviamente, porque los bulos son mentiras.

No voy a hablaros de bulos de los ‘interneses’ porque ya fue asunto de otra entrada en este blog, pero si voy a comentar acerca de esas verdades que damos por sentadas por el simple hecho de que las hemos visto, leído, oído muchas veces.
O más bien por el hecho de que existan y se propaguen esas historietas.

Vamos al lio del montepío.

Se ha leído bastantes veces, o, al menos yo lo he leído, y ha aparecido hasta en programas de divulgación pseudocientífica (porque para conseguir un programa ameno hay que descargar de rigor, por lo que se desvirtúa la cosa) un experimento que más o menos es como os detallo a continuación.

Se colocan en un recinto cerrado varios monos (por ejemplo 5, que es el número que suele aparecer), junto con una escalera. Encima de esa escalera hay un puñado de plátanos (como el experimento es largo, entiendo que los científicos encargados del experimento, o mejor, los becarios que dicen que para eso están, tienen aseguradas las provisiones de plátanos).
¿Monos y plátanos? Nos imaginamos lo que puede pasar. Jejejejejeje, pues no.
Cada vez que a algún mono se le ocurre subir la escalera para tomarse un aperitivo, los demás monos reciben un buen chorro de agua fría. Ojo, los demás.
Quizá la primera vez no pasa nada, incluso la segunda, pero cuando los monos ven que cada vez que uno sube a la escalera ellos se mojan, comienzan a apalear al que se atreva. De tal forma que por el solo hecho de intentar subir, le propinan una buena colección de mamporros.

Al cabo de un tiempo, ningún mono se atreve a subir, ya nadie sale mojado ni apaleado. Todo es paz, ¿no?

Prosigamos.

Se sustituye a uno de los monos. Que como, lógicamente, no sabe lo que pasa, lo primero que hace es subir la escalera. Pero ahí están los cuatro restantes para impedirlo. El mono duerme calentito ese día.

Sustituyen a otro, y pasa lo mismo. Incluso el primero que entro a sustituir a uno de los antiguos participa en la paliza.

De igual forma van sustituyendo uno a uno todos los monos, y se siguen dando de guantazos...

Pero llega un momento en el que ya no quedan monos de los primeros, es decir, de los que recibieron el agua fría.

Incluso en ese momento se siguen repitiendo los apaleos. Ninguno sabe por qué, pero saben, de alguna manera lo saben, que si se sube a la escalera se reciben palos.

Poned vosotros el tiempo, y veréis que la situación no cambia.

Si les pudiéramos preguntar a los monos y ellos fueran capaces de responder, dirían ‘es que eso es lo que hay, si sube le pegamos, aquí siempre se ha hecho así’.

Interesante, creo.

Hasta aquí el experimento.

Da igual que sean o no monos. Da igual que haya o no escalera.

Lo importante del experimento es lo que podemos concluir al verlo.

De nada sirve que se repita una y otra vez lo mismo. Las cosas son como son.

Somos borregos, y la excusa más fácil es decir que 'como los demás actuan así...'

Si escuchamos algo e inmediatamente lo almacenamos, sin darnos oportunidad a comprobarlo, es bastante probable que caigamos en el error.
Si no intentamos verificar las cosas no aprenderemos nunca, porque realmente no aprendemos al escuchar, leer, ver, sentir, gustar, oler algo. Ese momento es solo el comienzo de la historia. Nos abre la puerta a que indaguemos, a que nos adentremos en ese mundo oscuro hasta ese instante. Nos crea la duda. Esa duda que nos enseña.

De igual forma, en otros aspectos de nuestra vida, tenemos que ser un poco escépticos, un poco inconformistas, un poco o un mucho valientes, para encarar los problemas que nos aparezcan. Echarle narices y apechar con las consecuencias.

Actitud positiva y mente abierta. Los momentos pasan, las condiciones cambian, pero nosotros debemos adaptarnos.

‘Si esperas resultados diferentes, no hagas lo mismo’ atribuida a Einstein, o a Franklin, o a no sé yo cuántos más. Mía seguro que no es, aunque la tengo guardada, así que en parte, solo en parte, sí que es un poco mía.

En mi casa jugamos así, es otra respuesta igual de estúpida.

Eso es lo que se denomina 'paradigma', algo que se tiene como verdad, verdad que nadie comprueba, y que se toma de base para cualquier teoría.

Hasta la próxima. Si no nos vemos antes.

miércoles, 25 de enero de 2017

Aficionado, raro, extremo o friki

Como dicen algunos ‘el libro del gusto no está escrito’ y otros ‘los gustos son como los traseros, cada uno tiene el suyo’.

Si partimos de la premisa que nos marcan las dos frases anteriores, cualquier comentario acerca de si una cosa es buena o mala, es bonita o fea, etc., sobra.
Lo que no sobra, y es a lo que voy, es el hecho de tildar a quien sea de friki por sus aficiones.

Veamos. El Diccionario de la Lengua Castellana define friki (y también friqui, aunque desaconseja el uso de ‘q’ a favor de la original inglesa ‘k’) como:
1. adj. coloq. Extravagante, raro o excéntrico.
2. m. y f. coloq. Persona pintoresca y extravagante.
3. m. y f. coloq. Persona que practica desmesurada y obsesivamente una afición.

Vemos (ven) a alguien que le gusta la tecnología, es un friki.
Vemos (ven) a otro que le gustan los videojuegos, es un friki.
Vemos a otro que le apasiona la historia, es un friki.
Todos los demás son frikis, pero yo no. A mí me gusta la tecnología, pero no soy friki, me gusta la historia, no soy friki, me gusta Linux, no soy friki, me gusta… y no soy friki porque al llamar a quien sea de ese modo lo hacemos en su aspecto peyorativo y, claro está, yo no me voy a meter conmigo, no faltaba más.

Vale que a cada uno de nosotros nos puede gustar un tema, o varios o muchos, pero no es normal que todos los demás sean frikis, porque ellos los demás también lo piensan y en ese caso todos, absolutamente todos somos frikis, claro, desde el punto de vista de los demás.
Si según el diccionario friki es raro, voy a usar ese término en vez del anglicismo.

Es raro aquel individuo que se apasiona por la cultura, por saber de todo, lo que algunos llaman ‘ser de Tolosa’ y obviamente no porque todos los tolosarras o tolosanos sean raros, sino porque ‘to lo sabe’.
Si, en este caso especial si que tienen razón, desgraciadamente. Es raro ver a alguien que se interesa por la cultura, a alguien que sabe mucho, a alguien que destaca por sus conocimientos. Pero llamarlo friki, como que no.

Mire usted, si yo sé cosas que usted no conoce, no tiene que llamarme raro, lo que tiene que hacer es coger un libro, o muchos, leerlos, releerlos, investigar, etc. Así usted dejará de ser ignorante en esa materia, o esa pequeña parcela y sabrá más o menos lo que yo. Claro, siempre que sea usted capaz de llevar la etiqueta que tan gentilmente me ha puesto. Y es que pesa mucho.

Ahora que todos poseen teléfonos conectados a La Red, ordenadores por doquier, tabletas, infinidad de aparatos, que vivimos en un mundo altamente tecnológico seguimos llamando friki o raro a aquellos que sienten una especial atracción por ese mundo. Cuando los raros realmente son los demás, ya que pocos pocos o incluso menos son los que no tienen un ‘cacharro de esos’. En todo caso los raros serían ellos, pero no, nos llaman frikis.

Friki no, señor (o señora) como mucho ‘geek’ (que es el que siente fascinación por la tecnología o la informática).

Igual pasa con el esnob, aquel que siente especial predilección por lo que considera más moderno, elegante o incluso distinguido.

Todo es cuestión de gustos, y no todos son, o somos, frikis.

Yo usaría friki (prefiero raro o extravagante) y de hecho lo uso, solo en el caso de que esa afición se torna desmesurada.

Según mi idea, sería de friquis estar todo el santo día oyendo, hablando y viendo temas de videojuegos. Única y exclusivamente videojuegos.
O temas de determinado aspecto de la tecnología y solamente de ese aspecto.
O música, sola y exclusivamente música.
Es decir, si llamo friki a aquel que está obsesionado por un solo tema. Aquel en el que toda su vida gira alrededor de un solo asunto. Al obsesionado con algo.

Para mi si es friqui ese al que le dices: Hablaba yo el otro día de ‘Scott Davis’, y te contesta, claro, que fue jugador de tal equipo y lo ficharon en tal otro, sufrió una lesión en el segmento proximal de la tibia derecha que lo tuvo dos meses en el dique seco, y que metió un gol de cabeza en el partido contra ‘nosequien F.C.’ en el minuto 43.
Y si le dices que ese no, que te refieres a otro es capaz de sacarte la alineación del equipo de su padre (el de Scott, claro), y recitarte los números de bota de cada uno de ellos,…
Ese si es friqui, porque no es afición, es obsesión. Que no es lo mismo, y tampoco es igual.

Total, que a todos nos gustan cosas, y que esas cosas que a mí me gustan no tienen por qué gustarte a ti, pero no por ello me vas a llamar friqui porque te puedo mentar a tu señora y la liamos.

Solo una frase, para que no digáis que soy el friki de las frases, jejejeje
Es de Marcus Tulius Cicero (Cicerón) y dice: Sin prudencia hay pocas virtudes.
Hay más, ya, muchas, pero también hay tiempo para ellas.

miércoles, 11 de enero de 2017

El tiempo. El inexorable tiempo.


Segundo a segundo, día a día, año tras año, el tiempo pasa, pasamos del tiempo o éste nos sobrepasa.

Tiempo atrás, en Córdoba, cuando cursaba primero de bachillerato, uno de esos profesores que te marcan, de los que dejan huella, Carlos Díaz García-Mauriño, tenía una forma de empezar todas las clases. Al llegar, después del preceptivo saludo, borraba el encerado (la pizarra) y pintaba una gran T en la esquina superior derecha. Él, experto en geología, siempre decía que todos los procesos se realizan con tiempo, mucho tiempo. Hablaba, claro está, de los procesos geológicos. Pero también es cierto que el tiempo es necesario para muchas más cosas.

Necesitamos tiempo para aprender, para asimilar las lecciones y asimilar las bofetadas de la vida. Pero no hay tiempo para todo.

Cuando eres pequeño pasa muy despacio. Los cursos se hacen eternos, las vacaciones no tanto. Empezamos a aprender que lo bueno pasa pronto y lo duro, lo difícil, cuesta.
Te vas haciendo mayor y cada vez tarda menos en pasar…

Todo es relativo. Ya lo dijo Einstein, aunque él no se refería a este aspecto del tiempo.

Por si fuera poco, tenemos a la memoria, que se encarga de recordarnos que no hicimos tal cosa, o que perdimos tal otra, o que nos falta…

No tenemos, o no hay, tiempo para hacer todo lo que nos gustaría, pero hay que intentarlo. Por lo menos, o cuando menos, nos quedará la satisfacción de haber hecho lo más posible con la ‘pequeña’ dosis de tiempo que tenemos asignada.
Existir, insistir, resistir, persistir y no desistir. Con matices, que siempre los hay.

Un conocidísimo cuadro de Salvador Dalí, ‘La persistencia de la memoria’, nos viene a hablar precisamente de eso, de lo inestable y volátil, amén de relativo, que es el tiempo.

Os dejo el cuadro, y unas frases

Tened cuidado ahí fuera (recordando al Capitán Furillo, de Hill Street blues).



El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad. (Victor Hugo)

La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado. (Gabriel García Márquez)

El tiempo es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto. (Charles Chaplin)

Los hombres y pueblos en decadencia viven acordándose de dónde vienen; los hombres geniales y pueblos fuertes sólo necesitan saber a dónde van. (José Ingenieros)

Mi memoria es magnífica para olvidar. (Robert Louis Stevenson)

Se llama memoria a la facultad de acordarse de aquello que quisiéramos olvidar. (Daniel Gélin)

Es duro caer, pero es peor no haber intentado nunca subir. (Theodore Roosevelt)

La perseverancia es la virtud por la cual todas las otras virtudes dan su fruto. (Arturo Graf)

domingo, 8 de enero de 2017

Año nuevo, entrada nueva

Bueno, ya está, ¿no? Parece que ya se ha acabado, por este año, con la movida navideña.

Ojú, chiquillo, qué hartura.

No, no me malinterpretéis. Estas fiestas no me gustan pero no es por la fiesta en sí, que nunca viene mal un poco de ambientillo, salidas, etcétera, sino por las posturas de la gente.

Ya lo he dicho en algunas ocasiones, odio a la gente que va de máscaras por la vida, como si no fuera a notárseles que no son así.

Durante todo el año si se cruzan contigo no te miran siquiera a la cara. Si te miran y te dicen algo, es habitual que después, al hablar con cualquier otro, digan lo contrario; en fin, lo que se suele llamar ‘ser falso’, más que una moneda de tres euros. Hay de todo, claro. No todos se portan de esa manera. Hay quien lo hace bien, va ‘de frente’ o ‘por derecho’, vamos, como debe ser.

Pero en estas fiestas todo son sonrisas, buenas palabras, buenos deseos…

Las sonrisas y los deseos deberían ser todo el año. Sin importar si el sol está más cerca o más lejos, si es de día o de noche, si hace calor o no.

Como dice la canción ‘…quererse no tiene horario ni fecha en el calendario…’

Pero como lo que manda es el ‘postureo’, lo que pasa es lo que pasa.

Vamos, es que ni en las noticias, oiga. En estas fechas se aparca todo, manda narices.

Y ya hablaremos, o hablaré, de las fotitos y videos por doquier. Voy a comer, foto, voy a cenar, foto, voy a … foto (menos mal que algunas no se cuelgan). Y los videos en directo, otra.

Todos van de Steven Spielberg por la vida.

Jajajajajaa, y los otros que se apuntan a la moda Youtuber.

En fin, qué le vamos a hacer. Total, si es una sola vez al año…