domingo, 28 de agosto de 2016

¿Iguales? si, más o menos

Hoy me ha dado por pensar en la igualdad, con sus múltiples facetas y sus numerosas, por no decir innumerables, formas de verla.

Podemos leer en el diccionario de la R.A.E. que la igualdad es: a) la conformidad de algo con otra cosa en naturaleza, forma, calidad o cantidad, b) la correspondencia y proporción que resulta de muchas partes que uniformemente componen un todo, c) el principio que reconoce la equiparación de todos los ciudadanos en derechos y obligaciones y d) en matemáticas la equivalencia de dos cantidades o expresiones.

Bien, tenemos el término definido y claro. Pero le falta algo.

La igualdad no es sino un término formal, aséptico, carente de matices. Lo mismo se refiere a libros, que se refiere a jamones, a vehículos, a personas,…

Introducimos, entonces, el término equidad. Ser igual, pero no es ser lo mismo, ni necesitar lo mismo, por supuesto. La equidad es la igualdad cuando le añades un componente de justicia, de ética, de política incluso.

Podemos, pues, adentrarnos en un jardín del que puede ser difícil salir. Vamos ‘al tajo’.

Hablemos de sexo. No me refiero a hablar de ‘la semillita…’ sino de género.

No hacemos más que leer, ver y oír comentarios machistas, feministas, discursos sobre ‘paridad’,…

Cuando hablamos de igualdad lo primero en lo que pensamos es en esto ‘las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres (equidad)’ y ‘las mujeres son igual que los hombres (igualdad)’.

¿Tienen los mismos derechos hombres y mujeres? Debería ser así (desgraciadamente no se cumple en muchos casos), pero favorecer a una mujer o un hombre para acceder a algún lugar por el hecho de serlo no es justo, no es ético.

Afortunadamente no somos iguales, tenemos muchas diferencias, pero sí que nos merecemos tener acceso a lo mismo.

Ejemplo: paridad en los consejos de administración de empresas, en un gobierno. Cinco consejeros y cinco consejeras, ocho ministros y ocho ministras.
¿Por qué?
Cincuenta por ciento de plazas para uno y cincuenta por ciento de plazas para otra. ¿Por qué?

Si en el acceso a una plaza en la Administración, por ejemplo, establecemos una norma de paridad podemos estar seguros de que hacemos un mal, ya que si se trata de una prueba selectiva pongamos por caso tendríamos que confeccionar dos listas con las calificaciones de los aspirantes, una para ellas y otra para ellos, dándose el caso de que una de las dos listas tendría mejores notas que la otra, y, por esa razón, se estaría beneficiando a una de las dos listas de candidatos. Eso no es igualdad, ni equidad. Es una barbaridad.

¿Qué hay de malo en que el setenta por ciento de los aspirantes aprobados sean ‘ellas’? creo que no hay nada que objetar. Ya si es el 70 de ‘ellos’ se podría hablar de machismos y otros ismos sin sentido.

Es un claro caso de discriminación positiva.

De la misma forma cuando se hace una reserva de plazas para cierto colectivo. También, por nuestro afán de ayudar e integrar, estamos favoreciendo cierta desigualdad.

Claro, eso cuando se trata de la Administración o algo oficial, porque en las empresas es bastante diferente, muy a nuestro pesar. Sigue primando el aspecto físico a la capacidad de trabajo, se sigue favoreciendo a amigos y/o familia antes que a extraños,…

Accesibilidad. También es igualdad. ¿Qué ocurre en espectáculos, zonas de ocio, descanso, etc., con las personas con discapacidad?
Pues ocurre que lo tienen o tenemos muy difícil.

El solo hecho de cruzar la calle ya es un problema serio.

Por circunstancias, mejor dicho, por un accidente, llevo bastante tiempo dependiendo de una silla de ruedas, y es durante este tiempo cuando me he dado cuenta de lo mal adaptadas que están nuestras ciudades.

Hay rebajes en las aceras para poder cruzar, si, pero ¿están correctamente realizados? NO.

¿Los autobuses cuentan con rampas?, si, pero si funcionan o no, eso ya es harina de otro costal.

Al menos en Málaga, donde resido, te encuentras con una amplia variedad de despropósitos. Aceras que no dan el ancho para circular con seguridad, rampas con árboles, semáforos o señales plantados estratégicamente, escalones al final del rebaje, locales que cuentan con rampa de acceso pero que tienen delante escalones y no se te permite llegar a la misma rampa. Lo que cuente es poco. Eso cuando no aprecias que están mejor hechos los rebajes para las bicicletas que para las sillas. Ya hablaremos de las bicicletas, que también tienen tela.

Pero es que lo malo es que no se trata de Málaga solamente. En Madrid, la capital del Reino, la villa y corte, también. Allí, al menos en el centro, las aceras si se integran perfectamente con el asfalto, casi sin escalón, anchura más que suficiente, perfecto, pero  ¿cómo accedes a los locales?  Si hace bueno cenas en la terraza en la calle, pero si te quieres resguardar del viento, sol, lluvia, frio, o lo que sea, lo llevas crudo porque la mayoría de locales no cuenta con accesos adecuados. Y si en vez de comer, lo que quieres es ver o comprar algo, pues ya sabes, o te haces acompañar de alguien que sepa lo que quieres y lo compren por ti o vas mal, pero que muy mal. En el metro no puedes entrar si llevas silla, en los buses, tampoco (creo que la cosa esté cambiando, menos mal).

Espectáculos. Mala cosa. Lo normal, cuando quieres ver algún espectáculo es que ‘te coloquen’ donde ellos quieren, no donde tú quieres. Si te gusta la primera fila, o la zona VIP, no puedes porque las zonas ‘adaptadas’ son otras, en una esquina, al final, ¿eso es igualdad?

Si te gusta el cine, con las maravillosas salas que tenemos (modo irónico ON), te tienes que sentar en la primera fila si o si, con la pantalla delante de las narices, haciéndose bastante incómoda la visión. Da lo mismo, como eres discapacitado, te fastidias (con ‘j’) y la ves así, o te esperas y te la compras en ‘blurrei’ para verla en casa, que la silla estorba. Si quieres más atrás, reza por que haya rampa para llegar a la fila y por que no tengas problemas para sentarte en la butaca, que si no, vas de culo, amigo.

Podríamos seguir, pero ¿para qué? si todo va a seguir de la misma forma, o sea IGUAL.

Ya sabéis, de iguales nada, parecidos, y ya es mucho.

Dos citas:
La igualdad tal vez sea un derecho, pero no hay poder humano que alcance jamás a convertirla en hecho. (Honoré de Balzac)
Todos los hombres nacen iguales, pero es la última vez que lo son. (Abraham Lincoln).

viernes, 26 de agosto de 2016

De cómo usamos las redes sociales (II)


¡Ay, Dios! ¡Cómo nos gusta colocarnos para la foto!

Hablaba el otro día de las ‘fotos con mensaje’ bien a modo de indirecta bien, simplemente, porque me ha gustado y queda ‘cuqui’ (palabra que no existe en la RAE, por ahora y espero que por mucho tiempo, prefiero usar bonito, mono, incluso chachi).

Y no solo porque queda bien y chulo, sino que nos hace más inteligentes, incluso más altos, más rubios y con los ojos más azules, ¡no te fastidia!

Eso por aquí se llama postureo (no me gusta el palabro). Aparentar, fardar, presumir, actuar por imagen…

Todos los días, todos, sin excepción se ven ejemplos de esto.

Cuando no son fotos en gris, son banderas, o son textos de ensalzamiento de la amistad, o son preguntas para saber cómo de amiguísimo mío eres, o son retos de chorrocientas flexiones durante nosecuantos días, o son llamadas a colgar videos poniéndose fresquito con un cubo de agua.

Si, sé que me vais a saltar a la yugular. Lo voy a intentar explicar un poco, porque hay que explicarlo, sobre todo en alguno de los casos que he nombrado.

De los ejemplos que he puesto, el más antiguo, creo, es el del reto del cubo de agua helada.

Ese reto nació con la idea de concienciar a la población de que existe una grave enfermedad, la ELA, que se manifiesta con temblores, con la sensación de que te estás quedando helado, de golpe (de ahí el reto). Pero no era solo hacerse conocer, sino recaudar fondos.
¿Nadie se ha preguntado si todos los que han colgado el video lo único que han hecho ha sido eso solo?, es decir, mojarse y ya. Me hago el video, lo cuelgo y ya soy chachi, soy ‘moderno’ y me solidarizo con los afectados por la enfermedad.
Yo no he colgado video alguno, no, ni lo voy a hacer. Conozco la enfermedad y he participado en su financiación. Pero no lo he colgado en ningún sitio, porque a mí no me hace falta aparentar. Paso de las apariencias. Me importa un bledo lo que la gente diga. Soy fiel a mis principios.

Banderitas en el perfil.
Este tema es un poco más delicado, porque se de quien tiene (yo mismo) familia o amigos fuera y sientes algo especial cuando pasa algo grave, del tipo atentado, ahora terremoto,…
Ocurre algo, lo que sea. Al poco tiempo todos con el perfil modificado para incluir la bandera del país que sea. Bueno, no, del que sea no. Porque atentados los hay en todo el mundo, aunque solo colgamos la bandera de Francia, Italia, EEUU y pocas más. ¿Por qué? La respuesta en la mayoría de los casos es pura y llanamente porque si es de cerca, o ‘del mundo civilizado’ que eso habría que verlo (porque no es civilizado) duele más. ¿Duele más que fallezca un francés en un atentado que un sirio? ¿Es más importante una masacre en Francia que otra en Turquía?
Cualquier bandera tampoco vale, porque si pasa lo que sea en España, nadie pone la Bandera en su perfil, ya que eso es de fachas. Excepto si lo que pasa es que la selección de futbol ha ganado el trofeo tal, que eso si que es importante. Eso sí que merece la pena. Eso sí que nos va a sacar de la crisis.
Yo comprendo perfectamente a aquel que tiene familia y/o amigos en alguno de esos países, ya digo, yo los tengo, y comparto que se siente algo especial, que no es aparentar porque hay algo detrás, pero no me podéis negar que aunque casos hay, la mayoría no tiene nada que ver con esos países. Solamente lo hace porque el vecino también lo ha hecho…
Por ejemplo. Noticia real y reciente. Terremoto en Italia. Poca, poquísima gente ha dicho algo de la cantidad de fallecidos y/o damnificados (solo los que les une algún lazo especial con el país). Hay muchos, más de doscientos fallecidos. Muchos más heridos, y muchísimos más afectados. No sabemos datos de ellos, pero sí de la única (por ahora) fallecida española. Que si, que es una pena que haya muerto, pero hay doscientos cincuenta más, exactamente igual que ella, o más jóvenes, o más viejos, cada uno con sus circunstancias.
Escuchamos la noticia, nos dan el dato de afectados y no pasa nada, nadie dice ‘pio’, dan el dato de la española, e inmediatamente, ‘ay, pobre, una española, que estaba casada con… ‘ y te cuentan la vida y milagros. Es que no lo podemos evitar.

Flexiones durante días. Otra historia.
Según los datos cada día 22 veteranos de guerra se suicidan en los EEUU debido al llamado Trastorno de Estrés Post-Traumático (PTSD, en inglés). Por ello, se deben hacer 22 flexiones durante 22 días, para concienciarnos del problema.
Vale, muy bien. Hago las flexiones y estoy concienciado. Pero si no soy veterano de guerra y no me voy a suicidar por PTSD, ¿de qué narices me vale estar concienciado? Mi solidaridad con los afectados no sirve de nada. Si te quieres suicidar te vas a suicidar, haga yo veintidós o doscientas cincuenta y ocho flexiones durante tres años y medio. Ah, bueno, eso suponiendo que pueda hacer las flexiones, porque si no puedo hacerlas porque tengo medio brazo inútil y el otro medio lo perdí en un descampado, por mucho que sea veterano, o lo tenga en la familia, y sirva de algo el hecho de hacerlas, no las voy a hacer sencillamente porque no puedo. ¿Quiere eso decir que si no las hago, pueda o no pueda, es señal de que me importa un pimiento el hecho de esos suicidios? Pues no. Claro que me importan. Todas las vidas valen, todas (bueno, algunas no).

Foto en blanco y negro.
Según el reto hay que colocar una foto en blanco y negro, durante diez días, para demostrar que nos solidarizamos con los enfermos de cáncer. ¿Se puede colocar una foto en el muro durante diez días?, Claro, si lo que haces es colocarla en tu perfil, de modo temporal. No como un estado nuevo, que se irá perdiendo más abajo a medida que la gente cuelgue sus historias.
El cáncer. Uf, maldita enfermedad. Todos, y desgraciadamente cada vez más, tenemos en la memoria a alguien que no ha podido superarlo, o que está en proceso. Incluso cuando acaba bien, esta enfermedad es tan hija de su madre, que te sigue afectando, a ti y a tu entorno. Hay muchas asociaciones buscando financiación, ya sea para ayudar a los familiares de afectados o para ayudar a la investigación. En vez de poner una foto, ¿por qué no buscamos el número de cuenta de alguna de ellas y hacemos una transferencia? (si queréis, colgad la foto del justificante). Eso sí que ayudaría, y mucho más que colgar una maldita foto.

Nada, como decía al principio, que nos gusta mucho aparentar. Lo malo es que la foto, normalmente sale movida y no sirve de nada.

Sed felices, mientras podáis.

jueves, 25 de agosto de 2016

De cómo usamos las redes sociales


Facebook, sin duda, es un gran invento y está muy bien. Lo que ya no está tan bien es el uso que le damos la mayoría al dichoso muro.

La gente publica todo. Si hace, si dice, si piensa, si quiere, si ya no, si aún si, si todavía no, etc.

Es increíble, y muchas veces bochornoso, leer algunas de esas publicaciones.

Muchas de ellas son fotos, de florecillas, niños, paisajes, acompañadas de alguna frase de su invención o que alguien ha dicho o escrito (suele ser el Sr Coelho, que no sé qué ha hecho el pobre mío para que lo cuelguen tan a menudo).

La idea de colocar la foto es hacernos reflexionar más aún sobre el mensaje oculto en la frase. Suelen ser pensamientos, ideas conductuales, …

No voy a entrar en que estén bien o mal escritas que, desgraciadamente, es habitual que estén mal, ya sea con faltas de ortografía, de sintaxis o de construcción, sino en el solo hecho de poner la frasecita.

A mí las citas me apasionan, lo digo siempre y los que me conocen lo saben de sobra, de forma que no diré nada del hecho de colocar frases, además de que es algo que yo hago a menudo.

Lo que si que molesta, por decirlo finamente, es lo que nos induce a poner la frase. Un ejemplo: siendo un mando intermedio (con jefes y personal a mi cargo) les hago trastadas a mis subordinados. Un día mi superior me la hace a mi. Acto seguido coloco en mi muro una frase que menciona a las madres de los jefes, no de todos, por supuesto, solo de algunos de ellos (vaya a ser que lo lea el destinatario de la indirecta y se dé por aludido).
Otro: alguien que tiene por costumbre llegar tarde a las citas, no pasa nada. Llega tú tarde a una cita con él. Frasecita al canto. ‘Hay que ver la gente lo impuntual que es’.

Os vais haciendo una idea de por dónde van los tiros.

¿Por qué me fastidia? pues muy sencillo. Porque los primeros que tendrían que tomar nota de ellas son los que las publican. El impuntual seguirá llegando tarde y yo seguiré fastidiando a mi gente. Porque la frase no lo dice pero yo interpreto que no va conmigo. Y no pasará nada. Pero aun no pasando nada, se hace daño a aquellos que si que han sufrido por nuestras acciones y no han dicho, no han hecho, no han contestado por prudencia o por no tener el facebook a mano, claro.
Caso aún peor es colocar la frase cuando el que me la ha hecho no puede ver mis publicaciones. Entonces el motivo es ¿cuál?, jajaja, obviamente el motivo es buscar la adulación de los que me siguen. Nos encanta que nos doren la píldora, que nos regalen el oído, que nos bailen el agua, que nos coman …. En una palabra EGOISMO. Yo quiero ser el centro de atención siempre y en todo lugar.

¿Por qué no hacemos caso de lo que escribimos?. ¿Tan mal lo hacen los demás cuando lo que hacen es lo mismo que yo? ¿por qué no nos preocupamos más de hacer lo que decimos en vez de decir lo que hacemos?

Menos mal que aunque en este mundo todos van a lo suyo, yo no, porque voy a lo mío.

martes, 23 de agosto de 2016

¿Poder o querer?

La negatividad, las más de las veces, nos cierra puertas.

En muchas ocasiones, ante cualquier reto, por simple que éste sea, nos cerramos en banda y decimos que no podemos hacer algo.
No, no voy a ser capaz; no, no voy a aprender eso; uf, es muy difícil, ahí no llego...Y de esas y como esas, muchas.
Lo malo, casualmente, es que al final resulta que efectivamente no podemos, no aprendemos o es demasiado difícil. Pero, ¿nos hemos parado a pensar que es posible que no aprendamos porque estamos predispuestos a no hacerlo?

Si, efectivamente, cuando preguntamos podemos parecer tontos. Pero el hecho de preguntar no es más que síntoma de que queremos aprender, o sea, signo de inteligencia. A no ser que lo que queramos sea que nos lo hagan, que es señal de que en vez de inteligente lo que eres es un listo.

Otro aspecto a tener en cuenta es la facilidad que tenemos para asentarnos, acomodarnos. 
Podemos pensar ¿Para qué voy a cambiar si así estoy bien? 
Es esa, una actitud muy nuestra, pero que en otros lugares no se entiende. En el mercado laboral se valora más a la gente que busca progresar que a los que se mantienen.
Si, ya sé que existe una máxima en informática que dice que ‘si funciona, no lo toques’, pero, si puedo mejorarlo, por qué me voy a quedar como estoy…

Ahora que está muy de moda la ‘excelencia’ en el mundo empresarial, se lee a menudo una cita de Lord Kelvin que, más o menos, dice ‘Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre.’ 

Así que, señores, movámonos, aprendamos, hagamos las cosas, podremos tardar más o menos, pero al final, conseguiremos llegar a la meta (y la llevaremos un poco más lejos, por aquello de seguir avanzando).

Hoy he visto dos frases que van en ese sentido:
-Todo es muy difícil antes de ser sencillo (Thomas Fuller), y
-Lo importante no es llegar, sino ir (Robert Louis Stevenson).