miércoles, 25 de enero de 2017

Aficionado, raro, extremo o friki

Como dicen algunos ‘el libro del gusto no está escrito’ y otros ‘los gustos son como los traseros, cada uno tiene el suyo’.

Si partimos de la premisa que nos marcan las dos frases anteriores, cualquier comentario acerca de si una cosa es buena o mala, es bonita o fea, etc., sobra.
Lo que no sobra, y es a lo que voy, es el hecho de tildar a quien sea de friki por sus aficiones.

Veamos. El Diccionario de la Lengua Castellana define friki (y también friqui, aunque desaconseja el uso de ‘q’ a favor de la original inglesa ‘k’) como:
1. adj. coloq. Extravagante, raro o excéntrico.
2. m. y f. coloq. Persona pintoresca y extravagante.
3. m. y f. coloq. Persona que practica desmesurada y obsesivamente una afición.

Vemos (ven) a alguien que le gusta la tecnología, es un friki.
Vemos (ven) a otro que le gustan los videojuegos, es un friki.
Vemos a otro que le apasiona la historia, es un friki.
Todos los demás son frikis, pero yo no. A mí me gusta la tecnología, pero no soy friki, me gusta la historia, no soy friki, me gusta Linux, no soy friki, me gusta… y no soy friki porque al llamar a quien sea de ese modo lo hacemos en su aspecto peyorativo y, claro está, yo no me voy a meter conmigo, no faltaba más.

Vale que a cada uno de nosotros nos puede gustar un tema, o varios o muchos, pero no es normal que todos los demás sean frikis, porque ellos los demás también lo piensan y en ese caso todos, absolutamente todos somos frikis, claro, desde el punto de vista de los demás.
Si según el diccionario friki es raro, voy a usar ese término en vez del anglicismo.

Es raro aquel individuo que se apasiona por la cultura, por saber de todo, lo que algunos llaman ‘ser de Tolosa’ y obviamente no porque todos los tolosarras o tolosanos sean raros, sino porque ‘to lo sabe’.
Si, en este caso especial si que tienen razón, desgraciadamente. Es raro ver a alguien que se interesa por la cultura, a alguien que sabe mucho, a alguien que destaca por sus conocimientos. Pero llamarlo friki, como que no.

Mire usted, si yo sé cosas que usted no conoce, no tiene que llamarme raro, lo que tiene que hacer es coger un libro, o muchos, leerlos, releerlos, investigar, etc. Así usted dejará de ser ignorante en esa materia, o esa pequeña parcela y sabrá más o menos lo que yo. Claro, siempre que sea usted capaz de llevar la etiqueta que tan gentilmente me ha puesto. Y es que pesa mucho.

Ahora que todos poseen teléfonos conectados a La Red, ordenadores por doquier, tabletas, infinidad de aparatos, que vivimos en un mundo altamente tecnológico seguimos llamando friki o raro a aquellos que sienten una especial atracción por ese mundo. Cuando los raros realmente son los demás, ya que pocos pocos o incluso menos son los que no tienen un ‘cacharro de esos’. En todo caso los raros serían ellos, pero no, nos llaman frikis.

Friki no, señor (o señora) como mucho ‘geek’ (que es el que siente fascinación por la tecnología o la informática).

Igual pasa con el esnob, aquel que siente especial predilección por lo que considera más moderno, elegante o incluso distinguido.

Todo es cuestión de gustos, y no todos son, o somos, frikis.

Yo usaría friki (prefiero raro o extravagante) y de hecho lo uso, solo en el caso de que esa afición se torna desmesurada.

Según mi idea, sería de friquis estar todo el santo día oyendo, hablando y viendo temas de videojuegos. Única y exclusivamente videojuegos.
O temas de determinado aspecto de la tecnología y solamente de ese aspecto.
O música, sola y exclusivamente música.
Es decir, si llamo friki a aquel que está obsesionado por un solo tema. Aquel en el que toda su vida gira alrededor de un solo asunto. Al obsesionado con algo.

Para mi si es friqui ese al que le dices: Hablaba yo el otro día de ‘Scott Davis’, y te contesta, claro, que fue jugador de tal equipo y lo ficharon en tal otro, sufrió una lesión en el segmento proximal de la tibia derecha que lo tuvo dos meses en el dique seco, y que metió un gol de cabeza en el partido contra ‘nosequien F.C.’ en el minuto 43.
Y si le dices que ese no, que te refieres a otro es capaz de sacarte la alineación del equipo de su padre (el de Scott, claro), y recitarte los números de bota de cada uno de ellos,…
Ese si es friqui, porque no es afición, es obsesión. Que no es lo mismo, y tampoco es igual.

Total, que a todos nos gustan cosas, y que esas cosas que a mí me gustan no tienen por qué gustarte a ti, pero no por ello me vas a llamar friqui porque te puedo mentar a tu señora y la liamos.

Solo una frase, para que no digáis que soy el friki de las frases, jejejeje
Es de Marcus Tulius Cicero (Cicerón) y dice: Sin prudencia hay pocas virtudes.
Hay más, ya, muchas, pero también hay tiempo para ellas.

miércoles, 11 de enero de 2017

El tiempo. El inexorable tiempo.


Segundo a segundo, día a día, año tras año, el tiempo pasa, pasamos del tiempo o éste nos sobrepasa.

Tiempo atrás, en Córdoba, cuando cursaba primero de bachillerato, uno de esos profesores que te marcan, de los que dejan huella, Carlos Díaz García-Mauriño, tenía una forma de empezar todas las clases. Al llegar, después del preceptivo saludo, borraba el encerado (la pizarra) y pintaba una gran T en la esquina superior derecha. Él, experto en geología, siempre decía que todos los procesos se realizan con tiempo, mucho tiempo. Hablaba, claro está, de los procesos geológicos. Pero también es cierto que el tiempo es necesario para muchas más cosas.

Necesitamos tiempo para aprender, para asimilar las lecciones y asimilar las bofetadas de la vida. Pero no hay tiempo para todo.

Cuando eres pequeño pasa muy despacio. Los cursos se hacen eternos, las vacaciones no tanto. Empezamos a aprender que lo bueno pasa pronto y lo duro, lo difícil, cuesta.
Te vas haciendo mayor y cada vez tarda menos en pasar…

Todo es relativo. Ya lo dijo Einstein, aunque él no se refería a este aspecto del tiempo.

Por si fuera poco, tenemos a la memoria, que se encarga de recordarnos que no hicimos tal cosa, o que perdimos tal otra, o que nos falta…

No tenemos, o no hay, tiempo para hacer todo lo que nos gustaría, pero hay que intentarlo. Por lo menos, o cuando menos, nos quedará la satisfacción de haber hecho lo más posible con la ‘pequeña’ dosis de tiempo que tenemos asignada.
Existir, insistir, resistir, persistir y no desistir. Con matices, que siempre los hay.

Un conocidísimo cuadro de Salvador Dalí, ‘La persistencia de la memoria’, nos viene a hablar precisamente de eso, de lo inestable y volátil, amén de relativo, que es el tiempo.

Os dejo el cuadro, y unas frases

Tened cuidado ahí fuera (recordando al Capitán Furillo, de Hill Street blues).



El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad. (Victor Hugo)

La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado. (Gabriel García Márquez)

El tiempo es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto. (Charles Chaplin)

Los hombres y pueblos en decadencia viven acordándose de dónde vienen; los hombres geniales y pueblos fuertes sólo necesitan saber a dónde van. (José Ingenieros)

Mi memoria es magnífica para olvidar. (Robert Louis Stevenson)

Se llama memoria a la facultad de acordarse de aquello que quisiéramos olvidar. (Daniel Gélin)

Es duro caer, pero es peor no haber intentado nunca subir. (Theodore Roosevelt)

La perseverancia es la virtud por la cual todas las otras virtudes dan su fruto. (Arturo Graf)

domingo, 8 de enero de 2017

Año nuevo, entrada nueva

Bueno, ya está, ¿no? Parece que ya se ha acabado, por este año, con la movida navideña.

Ojú, chiquillo, qué hartura.

No, no me malinterpretéis. Estas fiestas no me gustan pero no es por la fiesta en sí, que nunca viene mal un poco de ambientillo, salidas, etcétera, sino por las posturas de la gente.

Ya lo he dicho en algunas ocasiones, odio a la gente que va de máscaras por la vida, como si no fuera a notárseles que no son así.

Durante todo el año si se cruzan contigo no te miran siquiera a la cara. Si te miran y te dicen algo, es habitual que después, al hablar con cualquier otro, digan lo contrario; en fin, lo que se suele llamar ‘ser falso’, más que una moneda de tres euros. Hay de todo, claro. No todos se portan de esa manera. Hay quien lo hace bien, va ‘de frente’ o ‘por derecho’, vamos, como debe ser.

Pero en estas fiestas todo son sonrisas, buenas palabras, buenos deseos…

Las sonrisas y los deseos deberían ser todo el año. Sin importar si el sol está más cerca o más lejos, si es de día o de noche, si hace calor o no.

Como dice la canción ‘…quererse no tiene horario ni fecha en el calendario…’

Pero como lo que manda es el ‘postureo’, lo que pasa es lo que pasa.

Vamos, es que ni en las noticias, oiga. En estas fechas se aparca todo, manda narices.

Y ya hablaremos, o hablaré, de las fotitos y videos por doquier. Voy a comer, foto, voy a cenar, foto, voy a … foto (menos mal que algunas no se cuelgan). Y los videos en directo, otra.

Todos van de Steven Spielberg por la vida.

Jajajajajaa, y los otros que se apuntan a la moda Youtuber.

En fin, qué le vamos a hacer. Total, si es una sola vez al año…