sábado, 18 de noviembre de 2017

¿Ahora no y antes sí, o cómo va la cosa?


Hay que ver la cantidad de expertos que tenemos alrededor y no lo sabíamos. Hables con quien hables, todos saben perfectamente qué es lo que ocurre, qué debería suceder y qué hacer para que se consiga. Pero al final, a la hora de la verdad, cuando han de manifestarse de la forma establecida, o sea, en las urnas, no en el bar, resulta que no hacen lo que dicen (pero siempre son los otros los que les han engañado), o no se soluciona su problema (que es lo único que buscan, porque hay una gran cantidad de egoismo en todo esto) y seguimos más o menos igual. Un poco más cabreados/fastidiados/enfadados, eso sí.

Vamos a partir de ciertas premisas, que son ciertas:

NO soy politólogo, ni me apetece serlo (no está en mis planes estudiar ciencias políticas), pero eso no es óbice para que tenga una idea política creo que bien formada. Dijo Aristóteles que el hombre es, por naturaleza, un animal político, porque una de las cosas que existen por naturaleza es la polis (ciudad).

Tampoco soy jurista, como otros se autotitulan. Pero si que tengo bastantes conocimientos de normativa, leyes, jurisprudencia,..., y ese bagaje sirve, y mucho, para saber o conocer lo que es legal o ilegal, justo o injusto, ajustado a derecho o no, etc. De algo me tienen que servir, por ejemplo, los más de veinte años en la administración, si no tratando directamente, si oyendo y viendo situaciones diferentes, que te enseñan.

No soy historiador, como muchos dicen ser, pero conozco y bastante la historia universal, no solamente la de España o de su entorno. Como tengo cierta edad, soy de los que han aprendido a comprender la historia. En mis tiempos de estudiante (casi no he dejado de serlo porque es algo que me apasiona) me enseñaron a conocer y comprender el porqué de muchos hechos y por qué ocurren ciertos acontecimientos en determinados contextos.
Esa visión amplia sienta las bases para que viendo lo que ves puedas obtener ciertas conclusiones que, normalmente, son acertadas.

No tengo un 'máster en derecho constitucional' pero sí que conozco, y diría que bastante, nuestra Ley de leyes. La Constitución es tema básico de cualquier oposición, así que...

Pero, en cambio, sí que tengo capacidad de análisis. Y con la información a mi alcance (acceso a más de un diario, y diferentes medios de comunicación, cada uno con su sesgo característico) soy capaz de obtener una visión de la realidad que es, valga la redundancia, más real que la que pueden tener los que leen u oyen o ven solamente los medios que les son afines, que son de 'su color'.

Y, aunque al principio he escrito que tengo una idea política bien formada, nunca he dicho qué idea es esa, si se corresponde o no a cierto partido, o tendencia...

Si tengo que hablar bien de un partido, sea cual sea, voy a hacerlo, al igual que si lo que tengo que decir no es bueno. Normalmente no me referiré directamente a éste o a aquel, pero seguro que entendéis a quién me refiero, cuando lo haga.

Da igual que el partido esté lleno de pájaros, de capullos, de gentes encerradas en sus círculos, o de frutas de temporada. Sea donde sea hay gente, haberlos haylos, como las meigas, que lo único que busca es su bien personal.

Es normal que, viendo lo que se ve en el panorama político, la gente esté poco menos que hastiada o asqueada, y que busque alternativas.

Pero hay dos problemas (hay más) uno por parte de esos políticos y otro por parte de nosotros que somos los que tenemos que elegir cuál es menos malo, en el mejor de los casos.

Por un lado tienes a los partidos. Aquí, lo que prima no es que tengas buenas ideas, sino que sepas irte colocando, posicionando, buscando amigos y favores para que, una vez alcanzado el liderazgo, se haga lo que tú dices, y todos a callar porque yo mando.
Se debería propiciar que diferentes corrientes menores dentro de una más grande, que es la que marcan las bases ideológicas del partido, pugnaran por obtener una mayor o menor representación. Y que esa representación lo fuera respecto de quien los vota, es decir, los ciudadanos. Pero no, aquí te haces amiguísimo del que está, aunque después te deje de hablar, o medras a la sombra del otro y ese otro te 'hace la cama', o te vas de farra para conseguir lo que buscas. Eso es lo que hay que hacer. Las ideas, los programas, lo que vendes a los demás no tienen por qué ser lo que después te puedes ver obligado a hacer, pero siempre, siempre, la culpa es de los demás. Yo soy bueno, pero es que no me dejan..., como si estuviéramos en el colegio aún.

Ahora resulta que lo que han estado vendiendo no es posible, vamos, que ni ellos se creen lo que han dicho, o incluso  no se lo creían mientras nos embarcaban en una movida que muchos no tenían claro hacia dónde nos podía llevar. Y no hay nada de malo en ello. Vendrán elecciones y se volverá a votar a esos mismos o a otros que serán primos hermanos...

Lo triste es el daño que se provoca. Las 'inocencias' rotas, las medias verdades o mentiras completas, las noticias absolutamente faltas de rigor, etc.

Y por otro tenemos a los votantes, a nosotros, los 'ciudadanos' y 'de a pie', seamos o no de ese partido, y vayamos o no a pie.

Hay de todo, pero abruma, entristece y casi avergüenza, que la mayoría no sepa realmente qué es lo que propugnan los 'líderes' de los partidos, porque aquí no se votan ideas, se votan siglas, o casi a personas. Se vota no ya a partidos, sino a las cabezas de esos partidos. O incluso a la imagen de esas cabezas, si éste es más o menos alto, o más o menos guapo, o viste de una forma o de otra...

Y peor aún, nos convencen, nos venden la moto, de que tal o cual partido es mejor que el otro porque bla, bla, bla, y ese blablablá queda en nada cuando se constituyen las cámaras, los parlamentos autonómicos o los ayuntamientos... Y eso si es que alguna vez algún partido hace campaña de lo que piensa que va a hacer, o dice que va a hacer aunque no se pueda, porque lo habitual es que las campañas sean siempre en contra de los otros.

De la misma forma que gobernar no es hacer lo que yo quiera, usando la apisonadora si es preciso, hacer oposición no es decir que no a todo, es, o debe ser, criticar y ayudar, con ideas propias, para mejorar las ideas de los demás, o intentar dar un toque diferente a lo que se promueve desde el partido en el poder. Siempre sale el mismo tema de que si hay corrupción, que la hay en TODOS, o si se han subido impuestos cuando se prometió bajarlos, como han hecho todos, … Y los que vengan seguirán haciendo lo mismo, digan lo que digan.

Y me guardo algunas ideas más, que no es cosa de ponerlas todas juntas. Así tengo tema para otras entradas.

En fin, Serafín, que esto no hay quién lo solucione.

Como de costumbre, un par de frases:

Sólo soy, sólo sigo siendo una sola cosa: un payaso. Eso me pone en un plano más alto que cualquier político. (Charles Chaplin)

Un político divide a las personas en dos grupos: en primer lugar, instrumentos; en segundo, enemigos. (Friedrich Nietzsche)

Unas horas después, aún en modo borrador, actualizo y no me guardo nada, o a lo mejor sí.

‘Tenemos derecho a…’, ¿a que nos suena a todos? Sí, claro. Tenemos derecho a la huelga, a una vivienda digna, a que no nos discriminen por cualquier razón, a expresarnos libremente, a una sanidad en condiciones, a una educación completa, etcétera
Es cierto, a todo eso, y mucho más tenemos derecho, pero no es menos cierto que también tenemos derecho a que si se convoca una huelga, yo no quiera hacerla, no porque no necesite las mejoras que se buscan sino porque no puedo permitirme un céntimo menos del sueldo, que me va a costar si la hago. Y no hay derecho a que me manden un ‘piquete informativo’ a que me informe de que estamos en huelga no dejándome entrar a mi puesto de trabajo, o moliéndome a palos, como desgraciadamente ocurre en algunos sitios y algunas veces.

Hay derecho a una vivienda digna, pero ese derecho no ampara que puedas entrar en una casa, aunque esté sin uso (no tiene por qué ser una segunda residencia de alguien) y ‘por la cara’ te adueñes de ella, la uses, la destroces y aquí paz y luego gloria.

Libertad de expresión, si, pero con matices. Libertad de prensa, ídem…

Que tengas derecho a algo no es lo mismo que yo tenga la obligación de dártelo, o que yo no tenga también un derecho que esté en contra del tuyo, por ej. el de la libertad de expresión.

Todos los derechos están convenientemente regulados, y si ese supuesto derecho choca con cierta norma, o no es ético, o va contra la ley, pues ya no es derecho, se está violentando el espíritu de la norma que lo regula, se está cometiendo un fraude de ley,…

Ejemplo calentito, derecho a decidir. Si, nadie niega que tengamos derecho a decidir, pero ese derecho es de todos, no de una parte.

¿Tengo derecho a estar en contra de alguna ley?, si, claro. Pero eso no me habilita para ir en contra de ella. Que a mí no me guste circular a un máximo de 120 km/h por autopista no quiere decir que si voy a más velocidad me venga luego una receta firmada por un tal Pegasus y, para completar, me retiren unos cuantos puntos de mi carnet.

¿Tengo derecho a ser millonario? Si, obviamente. Si tengo varios millones en el banco no va a venir nadie diciendo que me sobran unos cuantos y a llevárselos.

A tener un empleo. Nadie lo niega, pero las circunstancias pueden hacer que no obtenga lo que busco, o que solo sea una jornada parcial, unos pocos días al año. Será cuestión de seguir buscando y esperar mejores tiempos. Pero eso sí, si tengo el trabajo no pueden quitármelo a no ser que termine el contrato, o haya una razón legal de peso para rescindirlo (aunque esa razón sea muy rebuscada, incluso haciendo uso de malas artes, cosa que ocurre, pero incluso ahí es un juzgado el que dictamina si es o no procedente la extinción).

Las reglas del juego son las reglas del juego, nos deben valer a todos, no es la ley del embudo como algunos piensan.

A lo que no hay derecho es a que nos quieran vender una realidad irreal, una falacia, eso sí, muy bien aderezada con argumentos falsos en su mayoría.

Y después, cuando se dan cuenta de que es irrealizable lo intentan disfrazar de experimento, de prueba a ver hasta dónde se puede tensar la cuerda sin que nos dé en la cara. Eso es lo que no se debe admitir.

Lo ilegal es ilegal siempre. Y por mucho que yo me invente una ley, todo lo que haga bajo su amparo será ilegal.

Los datos son los que son, pero las noticias que se dan con esos datos pueden ser de lo más variopinto.

Fotos o videos sacados de contexto, o que directamente no corresponden a lo que se está intentando contar, explicaciones y argumentos que no se sostienen...

El otro día leí, a modo de chiste una frase. Repito era un chiste, pero es totalmente cierto y está relacionado con lo que acabo de escribir:

'Uno que estuvo encarcelado por sus ideas fue el Dioni, y eso que la idea era buenísima'

Para pensarlo, ¿verdad?
¿Continuará?, ¡Qui lo sa!
¿continuaré?, yo qué sé.